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Unas palabras a los millennials (y a cualquiera que quiera escuchar)

7 de mayo de 2019 - Por

Permítanme empezar con una disculpa. Lo siento por la forma en que mi generación habla de la tuya. Nos quejamos de los "millennials" porque parece más ilustrado que quejarse de los "niños de hoy en día". Pero si somos sinceros con nosotros mismos, todas las generaciones desde el principio de la humanidad han sido acusadas de ser jóvenes e inmaduras antes de crecer y cambiar drásticamente el curso de la historia. No es sincero prejuzgar a toda una generación simplemente porque ahora les toca descubrir las complejidades de la edad adulta. Mi generación atravesó esa fase de la vida, y la economía estadounidense pareció sobrevivir sin problemas.

Para que quede claro, no soy ni demógrafo ni psicólogo clínico. Ni siquiera veo el Dr. Phil. Pero según mi experiencia, los millennials son trabajadores, disruptores y colaboradores. Valoran la comunidad y la inclusión. Quieren una vida mejor y son optimistas de que pueden conseguirlo. Anótame como defensor de esta generación de jóvenes adultos. Estoy deseando ver la huella que dejan en este mundo.

Así que me gustaría ofrecer a los millennials (y a cualquiera que quiera escuchar) tres sencillos consejos para el lugar de trabajo de un líder empresarial, un Gen Xer y un padre cuya pasión en la vida es ver a sus hijos triunfar.

1. Sea puntual.

De hecho, llega cinco minutos antes. Es poca cosa, pero no lo es. Cuando no respetas la hora de inicio de una reunión, la hora de entrega de un plazo o las limitaciones de tiempo de una cita para comer, faltas al respeto a tus compañeros que sí lo hacen. Esta es una verdad dura para cualquiera de nosotros, pero es un hecho intemporal que hará avanzar tu carrera más rápido que cualquier otra cosa: no se trata sólo de ti. Para ganarte el respeto, sé lo bastante inteligente como para darlo.

2. Estar presente.

Responder a ese mensaje es importante, pero no tanto como para interrumpir una conversación en directo. Deja el teléfono a un lado hasta que hayas terminado con tu jefe, tu cliente y tu amigo.
Los estudios de las últimas décadas nos han demostrado la importancia de la Inteligencia Emocional (IE): la capacidad de comprender nuestras propias emociones, reconocer las emociones de los demás y dar una respuesta adecuada en consecuencia. Algunos creen incluso que la Inteligencia Emocional es un indicador más preciso del éxito que el Coeficiente Intelectual. Pero me temo que el estilo de vida actual, impulsado por los dispositivos, está embotando nuestros sentidos de Inteligencia Emocional, independientemente de la generación a la que pertenezcamos.

No disfrutarás de lo mejor de esta vida desde la seguridad de una pantalla retroiluminada. Las relaciones pueden ser duras. Las emociones son confusas. Pero necesitas las relaciones para experimentar la comunidad y la colaboración. Los colaboradores de este mundo interactúan con sus compañeros, competidores y directivos. Interactúa intencionadamente con el mundo real que te rodea.
Sé paciente. Tenéis hambre de más, sois campeones del cambio, y lo respeto de verdad. Pero no estáis preparados para la oficina de la esquina sin un poco de experiencia. Las cicatrices que llevo me las he ganado con experiencias dolorosas. Me recuerdan lo que he aprendido y determinan mis decisiones actuales. Cometerás errores, y eso está bien, porque aprender de tus errores agudizará tus habilidades. Cuando demuestres tu valía en las cosas pequeñas, pronto te tocará gestionar cosas más grandes. La escalera del éxito no es una escalera mecánica. Tienes que trabajar para conseguir cada peldaño, y cada peldaño te condicionará y te preparará para el siguiente.

3. Sé tú mismo.

No te desanimes por los lamentos de los mayores: tienes mucho bueno que ofrecer a este mundo. Dado que la fuerza de trabajo de la generación del milenio valora el trabajo con sentido, estáis empujando a las organizaciones a perseguir objetivos además de beneficios. A su vez, las empresas para las que trabajáis están descubriendo que estos objetivos son igualmente buenos, quizás incluso mutuamente dependientes.
Dado que la fuerza de trabajo de la generación del milenio valora el equilibrio saludable, usted está empujando a las organizaciones a cuidar de la persona en su totalidad en lugar de simplemente extraer productividad del capital humano. Y como valoran algo más grande que ustedes mismos, están impulsando a las organizaciones a convertirse en mejores ciudadanos corporativos, comprometiéndose y mejorando sus comunidades locales.
¿No es un gran momento para trabajar entre cuatro generaciones activas? Cada una de ellas aporta al lugar de trabajo habilidades, experiencias y valores únicos. No te disculpes por lo que eres. Apóyate en ello. Con respeto, trabajo duro y un poco de humildad, no hay nada que no podamos lograr juntos.

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