El sector de la construcción tiene un pasado turbio en materia de seguridad. Todos hemos visto fotos de hombres construyendo el edificio Rockefeller en Nueva York, a cientos de metros de altura y sin protección contra caídas. La seguridad era algo secundario en relación con los plazos y los beneficios. No fue hasta la década de 1970 cuando Richard Nixon firmó la creación de la OSHA (Administración de Seguridad y Salud Ocupacional) en respuesta a las protestas públicas por el aumento de las lesiones y muertes en el trabajo.
Desde la década de 1970, muchas cosas han cambiado en las obras de construcción. Ahora, la OSHA puede inspeccionar aleatoriamente las obras y, cuando procede, multar a las empresas de construcción por prácticas inseguras. Sin embargo, a veces la presión de unos calendarios cada vez más acelerados puede hacer que los trabajadores (y la dirección de la empresa) dejen de centrarse en la seguridad y vuelvan a centrarse en los plazos.
¿Cómo lo ha evitado Nabholz? ¿Y cómo pueden lograrlo otras empresas? He aquí lo que hizo nuestra empresa y cómo hemos logrado una calificación de EMR cercana a la mitad de la media del sector.
- Tomarse en serio la responsabilidad personal.
En la construcción, el peligro está en cada esquina. Desde el vuelco de una Gradall hasta el mal funcionamiento de una sierra, la posibilidad de que se produzcan accidentes en una obra exige una vigilancia constante. Por eso considero que la seguridad es mi responsabilidad personal. Soy responsable de volver a casa en las mismas condiciones en las que llegué, de reconocer los riesgos antes de que aparezcan, de detener el trabajo inseguro cuando lo veo y de mantener con vida a mi hermano.
Para conseguir cero accidentes, debo creer personalmente que el concepto de cero accidentes ES alcanzable y vivir de acuerdo con ese compromiso.

Un empleado recibe un premio en metálico por una captura segura en una fiesta en el patio de la empresa.
- Incentivar si es necesario.
Una vez que he asumido la seguridad como una responsabilidad personal, ¿cómo convenzo a los demás -por ejemplo, a los artesanos más jóvenes que se sienten invencibles- para que la asuman? He aprendido a hablar en su idioma, que casi siempre es el dinero.
En Nabholz, tenemos un programa en el que los empleados pueden nominar a otros empleados que detengan un trabajo inseguro y eviten que se produzca un probable accidente. Por ejemplo, si uno de nuestros artesanos industriales ve a un compañero impedir que un empleado repare una máquina que no se ha apagado correctamente, ese empleado podría ser nominado para un premio.
Nabholz entrega 500 dólares a cada ganador mensual y 100 dólares a la persona nominada. Al final del año, nuestra dirección ejecutiva elige a los ganadores del gran premio y otorga 2.000 dólares a la persona más votada.
También celebramos el trabajo seguro con comidas, cenas, fiestas, camisetas, gorras y mucho más. ¿Cómo podemos permitirnos todo esto? La pregunta más importante sería, ¿cómo podríamos permitirnos no hacerlo?
De media, un accidente grave por resbalón, tropiezo o caída (la principal causa de muerte de trabajadores después de las lesiones por accidentes de tráfico) cuesta a los empresarios 40.000 dólares* (según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades y la Oficina de Estadísticas Laborales) Además, los estudios demuestran que cada dólar invertido en prevención de lesiones reporta entre 2 y 6 dólares (Fuente: Consejo Nacional de Seguridad, "Injury Facts", edición de 2014).
- Compromiso de la dirección
Los discursos conmovedores, las campañas de marketing llamativas y los eslóganes pegadizos están muy bien, pero nada sustituirá a la implicación de la dirección de la empresa. Si la dirección de la empresa no da prioridad a la seguridad, será casi imposible convencer a los demás de que lo hagan.
En Nabholz, una de las formas en que la implicación corporativa es más evidente es con nuestra campaña "Yo detengo el trabajo inseguro". Cada empleado, desde un obrero recién llegado hasta un superintendente experimentado, tiene autoridad para detener un trabajo inseguro y recibe una tarjeta firmada por el director general de Nabholz como prueba de esta autorización. La dirección de Nabholz asegura regularmente a los empleados que nunca serán amonestados por detener un trabajo inseguro, aunque ello retrase el calendario.
- Integrar la seguridad en la cultura de la empresa
Crear una cultura en torno a la seguridad no es tarea fácil, pero Nabholz lo ha resumido en esta fórmula: potenciar, celebrar, repetir y adaptar.
En primer lugar, capacitar a los empleados. Como hemos mencionado antes, damos a todos los empleados la autoridad para detener el trabajo inseguro. Además, Nabholz fue la primera empresa de Arkansas en nombrar un director de seguridad, y ahora cuenta con varios empleados en toda la empresa dedicados por entero a la seguridad. Estos empleados trabajan con un alto grado de autonomía, y la dirección de la empresa les ha dado la autoridad y el poder para hacer cumplir las normas de seguridad.
Segundo, celebrar. En Nabholz, celebramos los hitos de seguridad con crawfish boils, fiestas en el patio, comidas al aire libre en el lugar de trabajo y mucho más. Normalmente, los presidentes y miembros ejecutivos de la empresa son los que cocinan, lo que demuestra que la alta dirección es la primera en celebrar el esfuerzo del equipo de Nabholz sobre el terreno.
Tercero, repetir. La seguridad debe ser siempre una prioridad, por lo que todas las reuniones deben empezar y terminar con una nota sobre seguridad. Los carteles de las campañas de seguridad deben estar en todos los remolques de las obras. Las camisetas, gorras y pulseras pueden estar relacionadas con los objetivos de seguridad de la empresa. Cada vez que un miembro del equipo ejecutivo se dirija a un grupo interno, debe mencionar la seguridad. El propio director general de Nabholz termina cada correo electrónico y carta a los empleados con una variación de "por favor, seguid cuidándoos los unos a los otros, cada día, en cada tarea".
En cuarto lugar, adaptarnos. Nabholz ha adoptado políticas y procedimientos que superan las normas de la OSHA y, como resultado, el índice EMR de nuestra empresa es casi la mitad de la media del sector (,54). Sin embargo, no podemos dormirnos en los laureles, ya que cada día se presentan nuevos retos. Esta cultura no se construye tan fácilmente como levantar una estructura de acero. Es como construir un castillo de arena: cada ola se lleva una parte que hay que reconstruir y remodelar. La seguridad evoluciona constantemente; a medida que la construcción y la tecnología cambian, nuestra cultura debe cambiar con ellas.